Mercedes Gómez Blesa: “Las mujeres del 98, 14 y 27 representan el eslabón perdido de la continuidad de la cultura femenina”

Mercedes Gómez Blesa es una ensayista y poeta española. Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, ha centrado sus investigaciones en el ámbito del pensamiento español contemporáneo, dedicando especial atención a la obra de las intelectuales de la II República y, muy especialmente, a la de María Zambrano, autora a la que ha consagrado dos ensayos, María Zambrano: el canto del laberinto (1992) y La razón mediadora: Filosofía y Piedad en María Zambrano (2008), con el que obtuvo el Premio Gran Vía de Ensayo y por el que fue finalista de los VII Premios de la Crítica de Castilla y León, y ha realizado la edición crítica de los siguientes libros de Zambrano: Un descenso a los infiernos (1995), Unamuno (2003), Pensamiento y poesía en la vida española (2004) y Claros del bosque (2011). Asimismo, ha recopilado los artículos zambranianos publicados en la revista puertorriqueña “Semana” (Condados de niebla, Huelva, 2002) y ha coordinado un monográfico sobre la autora en la Revista de Occidente, además de realizar la tesis sobre dicha filósofa. En 2007 publicó Las Intelectuales Republicanas: la conquista de la ciudadanía (2007).

Ha sido elegida miembro del Centro del Exilio creado por la Fundación María Zambrano. En 2009 preparó una reedición crítica en Cátedra de Las palabras del regreso de María Zambrano, recopilación de los textos que publicó la autora en la prensa española después de su regreso del exilo. Ese mismo año apareció Modernas y vanguardistas: Mujer y democracia en la II República (2009), obra con la que quedó finalista en los VIII Premios de la Crítica de Castilla y León.

Como creadora dio a conocer su primer poemario en 2007, titulado Los nuevos bárbaros, con el que quedó finalista de los Premios de la Crítica de 2008. En 2016 publicó, junto a Marifé Santiago, el ensayo Debes Conocerlas, sobre perfiles de artistas e intelectual del siglo XX. Desde octubre de 2017 dirige Espacio Extra en el Barrio del Carmen en Segovia.

- Mercedes Gómez Blesa
– Mercedes Gómez Blesa

Eres filósofa, poeta y ensayista pero ¿qué fue primero: las ganas de saber o de comunicar? ¿Cómo se fue perfilando tu camino hacia el estudio de la filosofía?

Hay en mí una tendencia innata a la reflexión y a la crítica desde que yo tengo uso de razón, por lo que mi verdadera vocación, desde muy joven, fue el pensamiento y la filosofía. Me considero, sobre todo, filósofa y eso me condujo al ejercicio de la escritura. El ensayo es el género en el que más cómoda me siento, pues rehúye el academicismo del tratado filosófico y te concede más libertad para imprimir y expresar tu visión personal del mundo. La poesía fue un descubrimiento tardío: publiqué mi libro de poemas con cuarenta años. Mi poesía es muy filosófica, y no se puede deslindar de mi tarea como pensadora. Siguiendo a María Zambrano, es una razón poética.

Has ejercido como profesora de filosofía en distintas instituciones educativas y en diferentes ciudades, actualmente eres docente del Instituto ­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­IES Mariano Quintanilla en Segovia. En los últimos años se ha hablado de la merma e incluso desaparición de la asignatura de filosofía, ¿cuál es tu experiencia en ese sentido? ¿Cómo se despierta el interés por la filosofía en unas generaciones, aparentemente, estimuladas a través de pantallas y medios digitales?

Es desastroso el nuevo curriculum de ESO y Bachillerato que se ha implantado con la nueva Ley de Educación, pues ha quitado la obligatoriedad de la asignatura de filosofía en todos los bachilleratos y aparece como optativa sólo en el Bachillerato de Ciencias Sociales y de Humanidades, compitiendo con asignaturas tan importantes como Economía o Latín. Tenemos muy pocas opciones de tener un grupo de filosofía en segundo de Bachillerato, tal y como están planteados los itinerarios educativos en ese nivel. Creo que detrás de todo ello hay un estrategia política para que los jóvenes no desarrollen una conciencia crítica sobre el mundo y puedan ser más fácilmente manejados, manipulados. Además existe un prejuicio muy extendido y es que la Filosofía es una asignatura de Letras, como si los chavales de ciencias no tuvieran necesidad de pensar para vivir y situarse reflexivamente ante los problemas sociales y políticos con los que va a bregar en su vida. Esto da pie a establecer una obtusa segregación entre el saber científico y el humanista que dificulta una formación integral del joven, debiendo ser ese unos de los objetivos del Bachillerato. Por otro lado, los profesores de Filosofía nos hemos quedado, en muchos casos, únicamente como profesores de Valores Éticos, la asignatura alternativa a la religión que cuenta con sólo una hora a la semana en el horario escolar. Algo irrisorio, si lo que se pretende con esta asignatura es el respeto a la dignidad de la persona y a los Derechos Humanos. Con tan poca dedicación, poca tarea se puede hacer. Además, resulta paradójico que los alumnos que cursan Religión no sean formados en tales Derechos Humanos, ni se planteen, a lo largo de toda  la Educación Secundaria, qué significa ser un buen ciudadano. Me parece un disparate.

En cuanto al modo de despertar el interés del alumnado por la filosofía, he de decir que no es tarea fácil porque, como muy bien apuntas, vive en la cultura de la imagen y, peor aún, en una implicación absoluta en las redes sociales en las que se producen tuits o mensajes tan breves y sencillos que luego tiene dificultades para enfrentarse a textos más largos y sesudos. Cada vez observo una incapacidad mayor para comprender y producir textos de una cierta extensión y una dificultad conceptual y argumentativa. Paradójicamente, me sirvo en muchas ocasiones de las nuevas tecnológicas como instrumento para trabajar en mis clases y poder así atraer y captar su atención. Pero también hay que señalar que siempre hay un grupo de alumnos,  minoritario, que sigue planteándose cuestiones cruciales para dirigir su vida y construirse como individuos. No todo cae en saco roto.

Parte de tus investigaciones está centrada en las mujeres del 98, 14 y 27, personajes que, por lo general, quedaron en el olvido para los libros de historia. ¿Qué ha supuesto la reivindicación de estas figuras y sus respectivas creaciones?

Estas tres generaciones de mujeres representan el eslabón perdido de la continuidad de la cultura femenina, pues el régimen franquista las condenó al olvido, demonizándolas a través de una deformación de sus imágenes públicas como mujeres distorsionadoras del orden social. Además fueron prohibidas en España la publicación de todas sus obras, por lo que perdieron a sus lectores naturales, las mujeres y hombres de la península y vivieron en el exilio desempeñando trabajos de subsistencia, muy por debajo de su formación intelectual, que les restaba tiempo para dedicarse a su labor creadora. Reivindicar y rescatar del olvido a esta pléyade de mujeres artistas e intelectuales supone un ejercicio de memoria y justicia histórica que tiene como objetivo restituirlas en el lugar que les corresponde en la Literatura, en la Filosofía y, sobre todo, en la Historia, pues ellas contribuyeron, al igual que sus compañeros de generación, a la transformación y regeneración de España. Se ha avanzado en esta labor de recuperación histórica, pero queda todavía mucho por hacer y mucho por reeditar y rescatar de la diáspora del exilio.

Con respecto a este tema, apareces en el documental ‘Las Sinsombrero’. Cuéntanos un poco de tu participación en el proyecto.

Mi participación en el documental de Las Sinsombrero se debe a mi condición de especialista de estas mujeres de la Edad de Plata. Además de editar bastantes obras de María Zambrano, había publicado dos ensayos sobre esta generación de mujeres: Las intelectuales republicanas: la conquista de la ciudadanía (Biblioteca Nueva, Madrid, 2007) y Modernas y vanguardistas (Ed. Laberinto, Madrid, 2009), además de coordinar un Encuentro Internacional sobre estas mujeres en La Residencia de Estudiantes de Madrid en 2008. La lectura de estas obras llevó a Tania Balló a invitarme a participar con una larga entrevista en la antigua sede de la Residencia de Señoritas de Madrid, actual Fundación Ortega-Marañón. Ayudé y asesoré más tarde a Tania, cuando escribió su ensayo sobre Las Sinsombrero, en el capítulo dedicado a María Zambrano.

Pero si hay una figura a las que has dedicado tu trabajo es a la de María Zambrano, una pensadora muy vinculada a Segovia precisamente. Recientemente se ha publicado tu edición del cuarto volumen de sus obras completas. ¿Qué destacarías, brevemente, de esta autora para quienes aún no conozcan su obra? ¿Cuál fue su relación con la ciudad de Segovia?

Es a la mujer que más tiempo he dedicado de mi vida. Llevo trabajándola desde 1991, fecha en la que inicié mi tesis doctoral sobre su filosofía. Desde entonces no sólo he estudiado detenidamente su pensamiento, sino que he hecho una labor de edición y rescate de su obra, publicando ensayos inéditos, como el de Unamuno (Debate, 2003) o recuperando artículos dispersos y perdidos en revistas de difícil acceso en los diferentes lugares donde vivó en su exilio. Así nacieron los títulos Las palabras del regreso (Amarú Ediciones, Salamanca, 1995, y reeditado en Cátedra, 2009) o la recopilación de la revista puertorriqueña Semana (Con dados de Niebla, 2012). Actualmente formo parte del grupo de especialistas encargados de editar las Obras Completas de Zambrano en Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores. Se han publicado cuatro volúmenes, de un total de ocho, y el último en aparecer, en este abril de 2018, ha sido el volumen IV, donde me he encargado de la edición de Claros del bosque, uno de sus títulos más emblemáticos.

La filósofa malagueña María Zambrano. © Fundación María Zambrano

Segovia representó para Zambrano no solo el lugar de su formación intelectual, sino el lugar donde se forjó su identidad. Vino a esta ciudad castellana cuando contaba cinco años y se marchó de ella con veintidós, años cruciales en los que se constituye la persona. Segovia supuso, para ella, el descubrimiento de los dos grandes pilares de su pensamiento: la mística de San Juan de la Cruz, que tanto influyó en su filosofía, y la poesía de Antonio Machado, íntimo amigo de su padre, Blas Zambrano. De la influencia de estos dos autores nació su razón poética que pretende aunar razón y sentimiento, pasión y razón, buscando obtener una imagen integradora del ser humano que no desdeñe ninguna de sus dimensiones. El mérito de Zambrano fue ampliar el modelo de racionalidad para adentrarse en regiones que la filosofía no había osado entrar hasta ese momento. Su razón poética ensancha el espacio del pensamiento, dando cabida en él a un diálogo con lo alógico, lo irracional.

La reivindicación de la mujer es un tema clave en tu obra, pero también lo llevas a otras facetas de tu vida a través de la organización de actividades como el Club de Lectura Feminista de Espacio Extra, proyecto que diriges desde hace unos meses en la ciudad de Segovia y sobre el que hablaremos ahora. Primero, háblanos acerca de este club, cómo surge y qué respuesta está teniendo.

El Club de lectura feminista surge de una necesidad de reflexionar con cierto rigor sobre los rumbos que está tomando en la actualidad el Feminismo. La última huelga del 8M ha demostrado la fuerza que tienen las mujeres como grupo transformador de la sociedad. Ya nadie duda del poder del Feminismo como agente social. Pero creo que este activismo debe marcarse unas metas claras, debe plantearse los fines de su actuación y eso requiere y exige meditar sobre los modelos de mujer que queremos abanderar, sobre las formas sutiles en las que se enmascara hoy en día el machismo, sobre cuáles son las mejores estrategias para conseguir los objetivos. Esta es la finalidad de este Club de Lectura Feminista: la reflexión teórica para poder encauzar, luego, el activismo social y político. Ha tenido buena acogida y cada vez se quieren incorporar más personas.

Como decíamos, diriges Espacio Extra, en Segovia, una iniciativa multidisciplinar que busca potenciar la cultura en el más amplio de sus sentidos. ¿Qué te animó a lanzarte a un proyecto como éste? ¿Qué te gustaría conseguir?

Me animó el hecho de buscar un espacio en el que se pudiera trabajar de un modo íntegro el ser humano: su cuerpo y su mente. Muchas veces hacemos esa dicotomía en la persona entre su dimensión corporal o material y su dimensión espiritual e intelectual, y cultivamos por separado estas dimensiones. Sin embargo, creo que en el ser humano estos dos aspectos están interconectados y hay una interacción entre ambos: por un lado, la mala gestión de las emociones afectan al equilibrio del cuerpo, y muchas veces están en el origen de las enfermedades; y, por otro lado, la práctica de terapias como el pilates, el yoga o el taichí contribuyen también al equilibrio de la mente. Espacio Extra es un centro donde se pueden hacer ambas cosas, cultivar la mente y el cuerpo, y creo que ese es un  aspecto que le distingue del resto de centros culturales. Es un Espacio totalmente versátil donde tienen cabida el arte, la literatura, la filosofía, el mindfulness, la psicología, pero también actividades más lúdicas como la danza africana o cuentacuentos. Ese es otro de los rasgos que marcan la diferencia de nuestro Espacio: su maleabilidad.

Nuestro objetivo es hacer de Espacio Extra un lugar de encuentro de gente que quiera compartir sus inquietudes artísticas, culturales, sociales. Queremos hacer de Espacio Extra un lugar donde pasen cosas, donde surjan iniciativas de cualquier índole, más allá de toda ideología política. Es un espacio de libertad, extraoficial, que funciona al margen de los cauces oficiales de la cultura de la ciudad.

Nos hemos enterado de que Espacio Extra pronto albergará una iniciativa donde la poesía dialoga con música y fotografía. Precisamente, nos queda porque nos cuentes un poco más de esa faceta tuya como poeta, así como de tu relación con este arte que, sabemos, has tenido cerca a lo largo de tu vida.

Sí, estamos planeando un Ciclo de poesía donde interactúen diversos géneros artísticos: música, imagen y poesía, pues se enriquecen mutuamente. Queremos que sea un ciclo que dé a conocer también a esos poetas “raros” que se prodigan poco en los circuitos poéticos, pero que están haciendo una obra interesante. Es una oportunidad para poder conocer su poesía.

Yo me prodigo poco como poeta porque me da un cierto pudor mostrar mi intimidad, mi lado más entrañado. Pero es una necesidad en mí: necesito escribir versos como terapia a muchas de mis neuras. Es una manera también de sublimar el dolor y el desengaño.

Para terminar, te pedimos un ejercicio de análisis: ¿Cómo valoras el panorama cultural en Segovia, en particular, y en Castilla y León, en general?

En Segovia hay tanta oferta cultural que creo que lo que faltan son espectadores porque se programan simultáneamente muchos actos, y esto hace que no siempre haya público para tantas actividades. Esta efervescencia cultural es muy positiva para la ciudad, y contrasta con la escasa actividad de otras ciudades cercanas como Ávila, Soria o Zamora. Quizás la cercanía de Madrid y la belleza del paisaje hayan atraído, desde la generación del 98, a muchos artistas e intelectuales a esta ciudad. Segovia es, en este sentido, un enclave especial, donde se da una confluencia grande de gentes con inquietudes creativas y sociales.

En cuanto a la cultura de la región, creo que, a veces se le da excesivo peso al folklore más tradicional, en detrimento de apuestas artísticas más arriesgadas y actuales. Es una comunidad muy conservadora y eso se nota en sus programaciones culturales, a pesar de contar con la nómina más importante de novelistas, ensayistas y poetas de toda España.

++info:
https://www.facebook.com/espacioextrasegovia/
https://www.fundacionmariazambrano.org/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *