“Los objetos cotidianos que nos rodean para mí tienen algo sagrado, y contienen muchos misterios”

La compañía de la segoviana María José Frías, los Títeres de María Parrato, Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y Juventud en 2016, crean a través del juego y la ilusión sin dejar de lado lo aprendido a través de tantos años de rodaje. Con más de 15 años llevando propuestas como “Las andanzas de Pepitín”, “Hace muchas lunas”, “Canción de Navidad”, “El gato Manchado y la golondrina Sinha”, “No te asuste mi nombre”, “Ping. El pájaro que no sabía volar”, “Palabras de Caramelo”, “Caminos”, “Gallinas y madalenas”, etc, María José Frías continúa investigando desde el pueblo segoviano Turégano. Allí manipula, siente y observa aquellos objetos cuya quietud contrasta con lo vivo, objetos que pasan inadvertidos pero que sin embargo forman parte de nuestra vida y experiencias. Hoy hablamos con María José Frías sobre su trayectoria, su proceso de creación y del mundo del teatro.

¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del teatro, y en concreto, en el teatro para la infancia?

Yo tendría unos catorce años y fue fácil, sólo hubo que añadir público a lo que ya venía haciendo desde años atrás, desde que era niña. Dar el paso en esa dirección, hacia el teatro profesional donde los niños no estuvieran excluidos, fue un acto muy consciente.

Vuestras obras son muy creativas en la vertiente plástica, de hecho, hacéis un teatro muy contemporáneo para niñxs. ¿Cómo son vuestros espectáculos? ¿Se consigue llegar al público infantil?

Pues creo que son un laboratorio artístico bastante personal de la vida en general y de los
temas que se tratan en los espectáculos en particular.

Creo que son muy variados, aunque sí nos dicen que entre ellos hay alguna relación que podría ser la poética. Creo que más que llegar a los niños… ellos llegan a las cosas por que les interesa, como cualquier persona, los niños viven en el mismo mundo que nosotros, ¿por qué no habrían de llegar a lo artístico si el artista lo plantea con sinceridad?

Vuestras obras se caracterizan por una estética, didáctica y sensibilidad muy cuidadas. Y esto ha sido reconocido por numerosas profesionales de las Artes Escénicas. De hecho, la compañía María Parrato habéis ganado diversos premios, entre ellos el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud en 2016. ¿Cómo es vuestro proceso de creación?

Todo consiste en buscar la belleza pero afortunadamente no existe un modo particular de entender la belleza, «ninguna estética ha logrado definir cuál es el contenido del arte».
Elegido el tema que queremos abordar tratamos de encontrar la forma más auténtica de contar, el escenario y las herramientas plásticas que mejor se adecuen a ello y al sentido que queremos darle. Todo esto no está perfectamente racionalizado, dejamos que otro tipo de inteligencias intervengan en el proceso artístico para ir desarrollando y definiendo la plástica.
Es el espacio tiempo creado para entrar al juego más verdadero que podemos ofrecer en la actuación, donde entra el juego, la sensibilidad o la capacidad que tenemos para emocionarnos ante esos valores estéticos.
Esto es maravilloso, me emociono sólo de pensar que en mi profesión tenemos en nuestras manos el poder experimentar así y compartirlo con el público. Desde luego es profundamente
didáctico, tan didáctico como la propia vida. Me atrevo a decir que es una forma de crecimiento constante y evolución personal y social.

¿Qué cosas te mueven a sentarte, a escribir, a crear?

Textos, imágenes, música, Temas que me interesen y conmuevan relacionados con un
momento vital importante.

Durante estos más de 20 años que lleváis en los escenarios, habéis hecho del títere, del objeto, vuestra herramienta expresiva logrando crear universos poblados de objetos que cobran vida. Sois capaces de crear poesía al hablar con piedras, madera o humo. ¿Por qué habéis escogido la manipulación del objeto como elemento comunicativo y creativo?

Los objetos cotidianos que nos rodean para mí tienen algo sagrado, y contienen muchos misterios. Les reconocemos aunque nos pasen inadvertidos o no les prestemos la atención que merecen. En ellos está la información de su trayectoria.
En su aparente quietud contrastan con lo vivo, pero ellos llevan mucho, muchísimo tiempo aquí y cuando nos vayamos aquí seguirán. En nuestra corta vida hemos jugado con ellos y cuando hemos crecido les hemos transformado, dado forma y función, les utilizamos. Podemos resonar con ellos porque estamos hechos de lo mismo, estamos compuestos de la misma materia, todos estamos hechos de polvo de estrellas y lo maravilloso es que seguimos siendo únicos e irrepetibles. Creamos un vínculo con ellos. Representan alguna ilusión. Materializan deseos.
Pero una vez me dijo Roberto Espina, el autor de “El propietario”, que no olvidara que eran los
títeres los que me habían elegido a mí y no yo a los títeres.

Como decís en la web, “Queremos seguir jugando. Parece que cuando dejas de crecer ya no se juega. Ya hemos crecido, pero es que queremos seguir jugando. A lo mejor hay una forma de crecer que no se ve… A lo mejor se puede crecer hacia dentro… Quisiéramos tener toda la vida para jugar. Aunque somos adultos tenemos esa necesidad de ser libres” ¿Qué significa el juego para ti? ¿Es esencial mantener esa mirada juguetona a la hora de crear y de llegar al público?

Jugar es una es lo que hacen los niños todo el tiempo menos cuando, comen, duermen, hacen sus necesidades… Los adultos vamos enmarcando el juego en ciertas situaciones donde poner en práctica con actitud creadora habilidades o lo que vas aprendiendo normalmente con el fin de experimentar algo, diversión, aprendizaje…
Me gusta crear como si fuera una niña, con mirada nueva, ilusión, jugando con sinceridad pero sin dejar de lado toda la experiencia y lo que he aprendido.
Me gusta pensar en el público como si fueran niños porque ellos siempre tienen inquietud por aprender, por divertirse, por vivir. Me interesa su enfoque hacia lo que les rodea porque ellos de alguna forma saben mejor que los adultos que están en proceso.

Sois una compañía que vive y trabaja en un pueblo segoviano, en Turégano, una de las regiones más afectadas por la despoblación y el envejecimiento en zonas rurales. ¿Cómo vivís la creación y el desarrollo profesional desde el mundo rural? ¿Qué os ofrece ese contacto con la tierra y la tradición?

Yo vivo la creación como una necesidad, al menos aquí encontramos el tiempo y el espacio para ella y la tranquilidad cuando nos deja mi vecino el de la motosierra.
El contacto con la tierra y la naturaleza es otra necesidad básica que influye directamente en
mi vida y en lo que hago. El contacto con la tradición me marcó desde la infancia más temprana y tiene absoluta relación con como desarrollo mi trabajo, desde las nanas que me cantaba mi madre, las historias de mis tías, la oportunidad de ser monaguillo en la iglesia, cantante en el coro, miembro del grupo de danzas, la preciosa libertad que hemos tenido los niños en el pueblo me dieron referencias para siempre y lo valoro muchísimo.
A nivel profesional son tiempos muy difíciles para la creación. Vivir de lo que hacemos, alimentar a una familia, es una proeza heroica. El tiempo en el que se reconoce que haces un trabajo es muy lento o nunca llega. El sector y la vida cultural o artística está muy poco desarrollada y participamos muy poco de ella, apenas dista de lo educativo extraescolar o de animación para los niños.
Sin embargo lo poco que logramos hacer tiene resultados altamente gratificantes pues el trato con la gente es muy personal, en los pueblecitos cercanos nos vamos conociendo todos y cuando se logra hacer algo la alegría y la sensación de que ha sucedido algo importante nos llega.

Nuestro proyecto busca la visibilización de la mujer en la cultura en Castilla y León. Como mujer creadora, y además en un entorno rural, ¿cómo ves la situación de la mujer en la cultura en esta comunidad?

Pues en mi caso no la veo, o muy poquito. La sensibilidad de las mujeres en mi vida me ha dejado marcada para siempre pero siempre ha sido en el ámbito más cercano o privado, de niña en el familiar o del barrio, ahora en las amigas ó compañeras de profesión es donde encuentro esa fuente de riqueza que tan pocas veces veo se refleje en los trabajos, siempre más preocupados por parecerse a modelos instaurados masculinos.

¿Cuales han sido tus referentes en el mundo de la creación?

Okamoto Hoichi (Dondoro), Stephen Mottram, Philippe Genty, Ilka Schönbein, o Yang Feng,
maestros españoles como Hermenegildo Lanz, Manuel de Falla o Federico García Lorca.

Por último, ¿estáis investigando o creando algún nuevo proyecto?

Ahora mismo estoy investigando, haciendo laboratorios, talleres de como los objetos se pueden convertir en una herramienta de integración artística; el potencial expresivo y la riqueza que aporta cada persona con sus diferencias o su aparente limitación con las posibles lecturas que esto puede aportar a la escena. Si tenemos suerte espero que todo pueda materializarse en un espectáculo en el que el protagonista sea una persona con diversidad funcional.

++info: http://www.mariaparrato.com/

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