María Tinaut es una artista visual vallisoletana que actualmente trabaja en Nueva York. Pero mejor, que se presente ella misma. En esta entrevista, además, hablamos sobre la utilidad del arte para la sociedad, la situación en Castilla y León…¡y hasta de Trump!

¿Quién es María Tinaut?

Nací en Valladolid en 1991 aunque mi familia es de Valencia y fue allí donde me trasladé a estudiar la licenciatura en bellas artes en la Universidad Politécnica de Valencia. Me licencié en 2014 y completé mis estudios con un máster de bellas artes en pintura en la Virginia Commonwealth University (2015-2017) en Richmond, Virginia. Actualmente resido y trabajo en Nueva York.

¿Y a qué se dedica María Tinaut?

Soy artista visual. Me interesa rescatar todo aquello que sucede en la periferia de lo que es aparentemente el centro de atención, subvertir el carácter autoritario de la fotografía de archivo para desplazar la mirada hacia otras narrativas posibles y revelar fracturas, huecos temporales y de contexto en archivos fotográficos. Me interesan también cómo se relacionan y complementan el lenguaje de la pintura, el de la fotografía y el del cine en un plano formal.

¿Quiénes son tus referentes? ¿Has podido conocer a algunx de ellxs?

Admiro el trabajo de muchas personas. Carmen Winant y Elena del Rivero son dos artistas feministas extraordinarias que tengo el placer de conocer en persona.
También me inspira mucho el trabajo de otros artistas (algunos ya fallecidos) como Félix González-Torres, Zoe Leonard, Francesca Woodman, Jenny Holzer, Tacita Dean, Ceal Floyer, etc.

De Valladolid a EEUU, pasando por Valencia y Alemania…¿impone mirar para atrás y ver lo que has recorrido? ¿y mirar hacia delante e imaginar lo que queda por llegar?

Creo que como soy muy joven aún, no tengo la sensación de haber recorrido mucho porque he estado en la universidad la mayor parte del tiempo. He sido muy afortunada de vivir en Estados Unidos durante los tres últimos años y me da algo de vértigo volver a España y no saber si habrá opciones de nada porque las cosas son muy diferentes allí.

¿Cómo has vivido las diferencias entre la cultura de cada uno de estos países, la
forma de tratar a los artistas y al arte en sí…?

He sido afortunada de vivir en lugares donde se tiene mucho respeto y consideración por las artes. En Alemania viví y estudié en Munich. Allí, la facultad de bellas artes está muy presente en la escena cultural de la ciudad y se cree mucho en la importancia de la labor artística.
En Estados Unidos he tenido una experiencia similar. En el máster formaba parte de una comunidad de pensadores, artistas y críticos de arte de un nivel muy alto, y en Nueva York he tenido la suerte de mantener lazos con parte de esa comunidad y establecer nuevos vínculos. Nueva York es un caso particular, hay mucho arte bueno y mucho más arte malo; hay muchas ayudas pero es muy competitivo porque hay muchísima gente, etc, así que no es tan fácil ni tampoco tan complicado como uno pueda creer.

What Might Have Been Lost fue tu primera exposición individual, ¿qué supuso para
ti?

Esta exposición vino en un momento muy bueno. Llevaba meses ya estudiando en Estados Unidos y estaba muy a gusto con la obra que estaba produciendo en el estudio. Pude viajar a México y asistir a la inauguración.

¿Cómo se cambia la perspectiva de participar en una exposición con más personas, respecto a otra en la que el “foco” está exclusivamente en ti?

Exponer de manera individual o colectiva siempre es bueno para establecer diálogos entre el público y el artista a través de su obra. Además, las piezas cuando salen del estudio adquieren otra dimensión, se crea una distancia entre la obra y el artista que es necesaria para digerirla y entenderla funcionando en el mundo exterior a lo que sucede en el estudio.
Lo bueno quizá de exponer individualmente es como dices recibir todo el foco de atención, aunque no siempre es útil. Hay ocasiones en las que son más interesante los vínculos y conversaciones que surgen de comisariar el trabajo de varias personas, que mostrar sólo el trabajo de alguien, porque en ese caso resulta a veces como ensimismado e inconsciente de su alrededor.

En “Touch” y en “Women’s hands…” vemos, precisamente, mucho tacto y muchas manos. ¿Te inspira esta sensación de forma especial?

Esos dos proyectos en particular fueron inspirados por el panorama político de Estados Unidos en aquel momento, con las elecciones presidenciales en 2016 sobre todo. Como reacción a ese ambiente, al machismo, xenofobia y racismo de D.Trump, etc, surgieron estos dos proyectos. Hay en esas imágenes una cualidad táctil muy atractiva por lo cercano e idiosincrático de los gestos y que hace que muchas personas puedan verse reflejadas en ellas en ese lenguaje corporal.

En toda tu obra en general vemos muchas imágenes parciales, pedazos de fotografía, que en algunas ocasiones forman un ‘todo’ y en otras no, funcionan de forma individual. ¿Lo consideras tu marca personal? ¿De dónde viene esta forma de trabajo, qué quieres representar…?

Parte de mi interés por resituar la mirada en lo que sucede en la periferia o en los márgenes de algo mayor, para plantear otras narrativas posibles. Creo que herramientas como la fragmentación, la repetición, el recorte, la reproducción o la decontextualización, etc., que han sido utilizadas siempre en el campo de la fotografía, están muy vinculadas al lenguaje de reencuadrar imágenes para generar nuevas maneras de ver.

Trabajas mucho con el concepto de la memoria, y de las vivencias. ¿Para ti el arte también es un mecanismo para capturar recuerdos y momentos?

A mí me interesan más las ideas de relación de la memoria con la construcción ficticia de imágenes y cómo leemos esas imágenes en función del medio y manera en que son presentadas y expuestas. La construcción ficticia de imágenes usando un lenguaje muy mundano me permite nublar o desdibujar la veracidad de la memoria, autoría y propiedad de las imágenes con las que trabajo. Así, creo imágenes enigmáticas en las que se evidencia la falta de resolución de la narración que está sucediendo o las múltiples lecturas posibles. Los limites y posibilidades de las
imágenes quedan reestablecidos y alterados, se cuestiona la configuración de lo visible, la construcción social de maneras de ver, etc.

Ya no vives en Castilla y León, ni en España, pero por tu experiencia previa, por lo que te cuenten otras compañeras…¿crees que hay posibilidades y buenas condiciones de desarrollo de carrera para las mujeres artistas que se quedan?

Creo que Castilla y León no cuenta con tanta inversión en cultura como lo hacen otras comunidades autónomas como el País Vasco, Cataluña o Andalucía. Por tanto, se ofertan menos ayudas que en muchos casos pueden ser determinantes en la carrera de alguien.
No creo que haya buenas condiciones buenas para nada, mis amigas que siguen allí viven una batalla diaria por salir adelante, aunque sí que hay algunas iniciativas destacables como el programa de CreArt de Valladolid o las becas de la Fundación Villalar. Sin embargo, independientemente de lo que se ofrezca dentro creo que salir da siempre una perspectiva mucho más global y muy necesaria.

¿Qué sería necesario para que el arte y la cultura estuvieran mejor valorados en la sociedad?

Más dinero público invertido en cultura para normalizarlo y que no suene raro. Parece que mucha gente piensa en arte contemporáneo como algo ajeno a la vida diaria cuando es todo lo contrario. El arte es una forma de conocimiento y por lo tanto una herramienta social y política y nos hace mejores ciudadanos.

¿Qué consejo le darías a alguna niña/joven que quiera dedicarse a la fotografía, pintura, etc, pero que no se atreva a dar el salto o que no sepa por dónde empezar?

Creo que la curiosidad y las ganas son lo primero que hace falta para querer hacer algo. El fotógrafo chileno Sergio Larraín, cuando su sobrino le dijo que quería ser fotógrafo como él, le dijo: Ubicar lo que uno ama es la clave de todo. Y tenía razón. Una vez que sabes lo que quieres sólo tienes que ir a por ello. El aprendizaje y desaprendizaje vienen después, pero las ganas son lo primero. La curiosidad, como la creatividad, se educan haciendo y viendo, así que todo es ponerse. Le diría que haga, pruebe, experimente y siga su intuición ante todo.

Por último, ¿eres feliz con lo que haces?

Sí, soy muy feliz cuando estoy en el estudio principalmente y también cuando
converso sobre arte con mis amigos, o voy a ver a ver exposiciones. Nueva York es
ideal para eso.

++info: http://www.mariatinaut.com/