La pluralidad del movimiento feminista

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Durante cuatro días Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista en España, ha impartido un curso sobre Mujer y Política en el CSO La Ingobernable en Madrid. A pesar de que sobran las presentaciones de esta veterana guerrillera hay que recalcar que fue, es y será pionera en la lucha activa por la defensa de los derechos de las mujeres.

En vista de la masiva asistencia y el gran interés demostrado podemos confirmar que esta licenciada en derecho, arte dramático y periodismo y doctora en filosofía tiene mucho tirón. Distintas generaciones, y en su gran mayoría mujeres consultaron, intervinieron y dieron su punto de vista sobre los distintos temas desarrollados por Falcón en su repaso a la historia del feminismo. Y haciendo recuento de las opiniones vertidas se puede concluir que existe una gran pluralidad en el movimiento feminista.

¿Es la mujer una clase social?

Dudas entre el público sobre si realmente la mujer es en sí misma una clase social, como afirma Falcón y el feminismo político, puesto que la ciencia de la Sociología señala al poder adquisitivo como uno de los criterios para determinar la pertenencia a una o a otra clase.

No hay duda de que el concepto mujer siempre ha estado sometido a lo largo de la historia, pero quizás la lucha desde el proletariado y desde las clases elitistas ha tenido reivindicaciones diferentes y sus armas también han sido distintas. Como indica la socióloga hispanoargentina Judith Astelarra en uno de sus artículos para determinar si la mujer es o no una clase social es necesario conocer las coincidencias y divergencias de los distintos grupos sociales de mujeres entre sí y las de éstas con el movimiento obrero.

Haciendo un repaso rápido por la historia, hay que recordar que el feminismo radical considera que la mujer es una clase social. Así lo explica Shulamith Firestone en su obra “La dialéctica del sexo”. Para ella Marx y Engels no tuvieron un criterio acertado al basar las diferencias sociales en un criterio económico, puesto que para ella el criterio correcto es el género. La postura completamente opuesta es el marxismo ortodoxo que señala que fue la propiedad privada la que provoca la situación de inferioridad de la mujer. Para sus seguidores lo que importa es la lucha de clases y cuando el proletariado haga la revolución terminará la opresión femenina. Al final el estalinismo termina reduciendo el problema de la mujer a una lucha secundaria.

Entre las dos corrientes citadas, que son las más extremas, se encuentra otra más moderada. El feminismo socialista sostiene que las mujeres no forman una clase social pero que su problemática específica no ha sido resuelta por el proletariado que es incapaz de resolver su opresión.

Podemos finalmente afirmar que existen dos tipos de feminismos el burgués y el proletario de la clase trabajadora. Ambos tienen reivindicaciones específicas diferentes aunque tienen en común la opresión por género.

¿Es el feminismo antirracista?

En el curso impartido por Lidia Falcón también hubo debates sobre si el feminismo es y ha sido un movimiento racista o acogedor. Lidia Falcón asegura que el feminismo es integrador desde un inicio y que nunca dejó sola a una mujer por ser de otra raza. Pero los libros nos recuerdan el slogan “¿Acaso no soy una mujer?”. El feminismo negro surgió en las comunidades de esclavos por mujeres que habían sido sometidas física y moralmente y que no contaban con acceso a la educación, mientras el feminismo blanco tiene un origen ilustrado.

Complicado constituir una clase social cuando el colectivo mujer engloba características tan heterogéneas. Lo que sí que debería ser factible es aunar fuerzas ante las reivindicaciones comunes del género que son muchas. El feminismo será integrador o no será.