Sann Zamora: “Hay muchas cosas que decir y la música es una vía maravillosa para transmitir mensajes de cambio”

Sann Zamora canta en la poesía y recita en las canciones. Con la palabra tanto escrita como leída se expresa, se deshace en letras y se recompone en palabras. Escribe para encontrarse. Tal y como señala en su web, siempre ha escrito. Entiende la poesía como un modo de salir de una misma y darse al mundo, de saltar sin paracaídas y sin parafernalia a otras vidas, para acabar volviendo a parirse a una misma. Desentrañarse para renacer.

En 2015 autoeditó su primer poemario “De lo fugaz de la vida”. Su nueva creación, “Reverdece al desnudarse” es su segundo poemario, también autoeditado e ilustrado de forma colaborativa por David Sánchez, Cristina Francés, Kike Martín, Víctor Ortuño, Alba Vázquez, Álvaro Vicente, Guillermo Gómez, Darío Escriche, Castri, Alba Gómez y Sandra Zamora.

En tu aspecto creativo tienes esta dualidad música-escritura, que sin embargo tienen como punto en común la palabra ¿Qué significa para ti la palabra tanto escrita y leída como cantada?

Principalmente lo que intento es transmitir un mensaje. Más que músico, más que el tema de la guitarra, intento mandar un mensaje y comunicarme a través de la palabra, precisamente. Le doy más importancia a eso. Para mí también es importante el tema de el ritmo en la poesía y que tiene en común con la música.

La palabra en sí, no tanto el sonido de la palabra si no el significado. Para mí es fundamental el significado y mandar mensajes. Creo que el mundo necesita muchos mensajes que mandar. Intento decir cosas que me muevan a mi por dentro y comunicárselo a otras personas. Más que el propio sonido de la palabra, el mensaje.

Dices que a veces cantas en la poesía y recitas en las canciones ¿Cómo es para ti la fusión entre el sonido- la música y la palabra-la poesía?

Como comentaba, para mí lo importante sobre todo es el mensaje, lo que estoy diciendo. En la música sí que me apoyo, es parecido o puede ser un símil parecido el de la música y el ritmo del poema con el texto.

La manera de escribir las canciones sale que sean un poco metafóricas, lo que hace que ya no sepa muy bien dónde está la línea entre canción y poema. Muchas veces escribo algo que empieza siendo poema y acaba siendo canción o al revés. A veces no sé lo que hago. Escribo y ya veré lo que hago con lo que salga.

¿Cómo es tu proceso de creación? ¿Es el mismo para el ámbito música y la poesía?

Al principio escribía primero y después intentaba ponerle una música, una melodía, pero era un poco complejo. He intentado hacer las dos cosas, sobre todo con el tema de la música porque cuando escribo poesía, pues escribo y ya está. Pero con el tema de la música…Lo que te contaba antes. Yo no soy músico, nunca he estudiado música. Todo lo que he aprendido, lo he aprendido de manera autodidacta, simplemente para acompañar a la voz ya que lo que me gusta es cantar. Me parece que transmite muy diferente el mensaje cantado que de otra manera, por qué claro, la prosodia tiene que tener un sentido también. En las últimas canciones que he creado, ha sido el proceso contrario. He intentado crear primero una melodía y de ahí sacar una letra adaptada. Tiene mucho más sentido para mí hacerlo así, aunque me cuesta más porque precisamente porque no sé mucho de música. Ahora estoy más en ese proceso, en crear la música y letra. Con la poesía, escribir e ir viendo lo que sale. Depende del tempo, porque tenemos un ritmo en el cuerpo. Hago lo que me sale. A veces en medio de una canción, la estrofa tiene un ritmo y lo cambio completamente. Mi compañero con el que tocaba se volvía loco y me decía que no lo podía hacer. Yo le respondía que por qué no. Que no sea lo que se hace normalmente tampoco significa que no se pueda hacer. Sí se puede. En este sentido, al no saber de música, me sentía mucho más libre que él. Él estaba metido en un patrón de alguien que entiende y sabe de música, que ha aprendido lo que va después. Son puntos de vista distintos. Él tenía mucha más soltura y era más fácil para él, pero también había como cierta esclavitud a esos patrones que había aprendido que yo no tengo.

Tanto tu primer poemario “De lo fugaz de la vida” como el segundo, “Reverdece al desnudarse” son autoeditados, ¿Por qué has optado por esta opción? ¿Es difícil conseguir apoyos?

Sí que creo que es complejo, sobre todo si no te presentas a concursos, por ejemplo en la poesía. Tienes que presentarte y ganar para que apuesten por ti y que confíen en lo que haces. Al final también es un poco esclavo de lo que la gente que te está financiando quiere, porque al final es un negocio.

El primer poemario me lo hizo mi familia, como sorpresa. El segundo sí que lo he hecho como he querido, con ayuda, claro. Tenía una idea muy clara. Si por ejemplo aceptas el trabajo con una editorial, tienes que aceptar ciertas pautas y yo quería tener más libertad en ese aspecto. Entonces me embarqué en el proyecto, lo diseñamos entre un amigo y yo. Me gusta mucho más la autoedición porque creo que es más libre y que puede llegar mucho más a la gente en la manera en que yo quiero que llegue. Si no hay muchos filtros que pasar.

¿Cómo financias la autoedición de tus poemarios? ¿Lo asumes tú?

El tema con las editoriales es que te cubre los gastos. Lo más importante de las editoriales es que te cubren la distribución, que es mucho trabajo. Tienes que contactar con librerías y otros lugares donde dejar el libro, y a veces confían y a veces no.

En mi caso lo llevé a una imprenta, nos dieron presupuestos, le iba pidiendo el tipo de papel que quería, etc. Es elaborarlo tú totalmente y también es muy bonito. A mi me gustó mucho. Vas viendo lo que te gusta o no o lo que puedes o no cambiar. Si no, al final te lo hace otra persona esa parte, una persona encargada del diseño en una editorial y ya está. Y creo que es una parte fundamental, por ejemplo, el tacto del papel, elegir yo el tacto del papel, el grosor, el color…Puede no ser importante, pero también transmite cosas que yo quiero transmitir.

¿Y en la música?

En la música pasa un poco lo mismo, lo que pasa es que en lugar de una editorial es una discográfica. Si vas por tu cuenta es lo mismo. Tienes que contactar con los bares, locales, centros…plantearles un proyecto, un día, un concierto y ver un poco qué te ofrecen. Muy difícil, muchos batacazos.
Ahora está muy de moda el “pay after show” o taquilla inversa, y es que el concierto es gratuito pero después decide el público, como “pasar la gorra”. La gente te deja lo que quiere en función de cuanto le ha gustado. Ahora los bares, con la excusa del “pay after show” no te aseguran nada. Pero claro, irte a una ciudad que no es la tuya… porque claro, en tu ciudad o en una que te conozcan pues malo será que no vaya alguien. Pero ciudades de lejos o que no conozcas mucha gente…igual van dos personas. Y claro, con dos personas no te pagas ni la gasolina. Los bares están en un punto muy cómodo de no asegurarte nada, de no pagarte.

Lo malo del “pay after show” es que es una valoración subjetiva de algo que ya has visto que puede que te haya gustado o no y que se valore cuánto cuesta en función de cuánto te ha agradado. Y claro, el que te ha agradado más o menos porque sea más o menos de tu estilo no significa que no haya un trabajo detrás, unos ensayos, una composición, etc.

Hace falta muchísima energía, tanto para buscar conciertos como para buscar sitios donde dejar el libro, etc. Es todo el rato como darte batacazos. Al final es difícil hacerlo todo sola. Porque claro, si estoy invirtiendo energía ahí no la estoy invirtiendo en componer o escribir. Al final el trabajo es tiempo y hay que valorarlo igual.

Y también las mujeres lo tenemos más difícil. Porque precisamente un ejemplo son los festivales. En los festivales no hay una representación femenina. Entonces qué pasa, ¿no hay arte hecho por mujeres en España? ¡Claro que hay! Pero no estamos representadas. Al final se nos está valorando muy poco lo que hacemos. Creo que ser mujer, a nivel de reconocimiento, es más difícil en el mundo de la cultura.

Hace unos días estuve en la presentación del libro de Remedios Zafra, El Entusiasmo, en el que nos hablaba de la precariedad en los trabajos creativos. ¿Cómo es tu caso? ¿Alguna vez te han pedido que escribas o actúes gratis? ¿Puedes vivir de esto?

Lo primero, no vivo de esto. Me gustaría, pero me parece muy difícil. Sí que es verdad que, con la autoedición, con el poemario, que he movido bastante, ha tenido bastante reconocimiento. Por lo menos sí que he percibido que se ha recibido bien, a menos en entornos cercanos. He hecho una segunda edición hace poco porque se me había terminado. De ahí saco algo, pero no me da para vivir. Sí que es verdad que ahora no estoy moviéndome mucho porque estoy trabajando en otra cosa.

En cuanto al tema de tocar gratis, claro que me lo han pedido, muchas veces. Sobre todo, en cosas benéficas, y bien, pero claro, al final se abusa un poco del tema. Hace poco una institución grande de Salamanca que trabaja a nivel nacional, me pidió que tocara por el 8M, y yo les dije que sí pero que me pagaran. Iban a cubrir un espectáculo que no pudo realizarse y alguien me propuso al tratar en mis canciones temas de género. Al final no volví a saber nada. Y claro, es eso, tiempo, esfuerzo y sobre todo energía. Es verdad que a veces estás muy arriba y te motiva mucho y puedes con todo, que eres una super-persona (los cuidados) entonces cuando eres una persona normal y no tienes la energía de alguien que esté detrás… pues atender a todo son muchas cosas.

¿Sientes que la música y la palabra nos empodera, que te ayuda a visibilizarte como artista y creadora?

Sí, el mensaje me parece fundamental. Hay muchas cosas que decir y la música es una vía maravillosa para transmitir mensajes de cambio. Me gusta hablar, y últimamente más, de empoderamiento, de liberación, de género…De problemas del mundo, de injusticias…de cosas que me invitan a crear y a intentar generar un cambio en mi entorno sobre todo.

Sí, también me empodera. Según qué canción o qué poema… Me he sentido juzgada tocando. Ahora también está en auge el movimiento feminista, pero tengo poemas de hace 2 o 3 años que son un poco “incendiarios”, tampoco mucho en realidad, pero quizás en aquel momento en mi entorno más cercano en Salamanca sí que he sentido juicio. Cosas que siguen pasando. Sí me empodera, porque además es un desafío porque cuando me siento así es que te lo estoy contando y cantando. Es a la vez un desafío y una energía que me sale de dentro.

¿Y cómo ves la situación en CyL?

Pues en lugar de ir a Madrid a Malasaña en un sitio donde está todo muy fácil, igual te tienes que venir aquí a Palencia o a Salamanca a un barrio periférico que tiene pocos medios. Al final la cultura está ahí, está en los barrios, en los pueblos…no está en las capitales. La cultura en Madrid sí, tiene mucha cultura, pero al final está tan mezclado todo que al final no es una cultura propia. A mi me gustan mucho las ciudades pequeñas.

¿Cómo ves la situación de la mujer en la música? ¿Reconocida, visibilizada o todo lo contrario? ¿Crees que está cambiando?

Lo que comentaba, como el tema del feminismo esté cogiendo fuerza ahora, creo que sí que está potenciando que haya más visibilidad y reconocimiento. Aún así me parece que falta mucho. Falta mucho camino y falta mucho esfuerzo. Ya no solamente las mujeres, las personas trans, por ejemplo, es un colectivo super olvidado y que hacen arte también… pero, ¿dónde están? Es muy difícil, porque al final no están reconocides en nada. Si para mi es difícil animarme a hacer cosas cuando estoy reconocida, si ni siquiera te reconocen casi como colectivo… Es que claro, hay mucha diversidad de género que no está contemplada en el panorama del arte.

Y por último, ¿cuáles han sido tus referentes tanto en la música como en la literatura?

En la música, pensándolo me he dado cuenta de que he escuchado más hombres porque es una visibilidad muy importante la que tienen. He escuchado mucho Silvio Rodríguez, Violeta Parra… También hay un movimiento de cantautorxs jóvenes ahora en España con sesiones de micros abiertos…pero me sigue tirando más este estilo. Un estilo más de canción de autor, canción revolucionaria, canción más visceral. Ahora se canta mucho del amor, y sí es muy bonito, pero tengo una canción sólo, no es algo que toque mucho.

En la poesía sí. Cantar siempre he cantado, siempre se me ha dado bien. Pero con el tema de la escritura, sí que escribía mucho para mí pero en ningún momento había sido capaz de decir, “esto quiero que lo vea la gente”, no creía en lo que estaba haciendo. Hasta que topé con Gioconda Belli que me encantó. No es Miguel Hernández, no es Pablo Neruda… es alguien que me representa. Es algo que no había encontrado en la poesía hasta que la conocí. Luego ya fueron Pizarnik, Virginia Woolf, etc. Había encontrado otras escritoras que me habían conmovido realmente, que me habían impulsado. A raíz de Gioconda Belli y de su energía… fue un referente importante. Ahora, últimamente he leído cosas suyas, y siento que ya no me representa tanto como hace 4 o 5 años. Pero hay que buscar más. Para encontrar escritoras o poetas que me representen tengo que buscar más que lo que me ha sido dado. Creo que he tardado más en atreverme a contar porque no sentía que tuviera mucha cabida.

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