La vallisoletana Amaya Bombín es una artista multidisciplinar, que trabaja en diferentes formatos, y cuya carrera se ha desarrollado en diferentes puntos del mundo en los últimos años. Además, y volviendo a las raíces (un concepto muy recurrente en su obra), recientemente ha recibido una beca de la Fundación Villalar. Charlamos con ella sobre todo esto.
¡Lo primero de todo, enhorabuena! Acabas de recibir una beca de la Fundación Villalar Castilla y León para desarrollar el proyecto Raíces 1.0 ¿Nos puedes contar un poco en qué consiste y en qué territorios (provincias, comarcas…) lo vas a llevar a cabo?
Sí, muchas gracias. Estoy muy contenta con esta beca, tenía muchas ganas de poder desarrollar este proyecto. Es una beca anual que concede la Fundación Villalar a un artista por cada provincia de Castilla y León. Yo soy la artista seleccionada de Valladolid y mi proyecto gira entorno a los chozos de pastor. Son construcciones (de piedra donde se cobijaban los pastores cuando tenían que hacer noche en el campo) que se pueden encontrar a lo largo del paisaje castellano y las estoy buscando por las nueve provincias. Sobre todo, me interesan las construidas con piedra en seco. Será un proyecto artístico basado en distintas disciplinas como la fotografía, el dibujo, instalaciones, vídeo… y al final todo se mostrará en una exposición, en un catálogo físico, otro online y una web.
Pero no es la primera vez que trabajas con chozos de pastor, ya que gran parte de tu obra
se centra en las raíces, como metáfora de identidad y pasado; ¿nos puedes hablar de esta experiencia previa?
Es cierto, no es la primera vez que me intereso por estas construcciones. La piedra en mi obra es un material muy importante, con el cual represento las raíces. Todo empezó hace años en San Llorente, mi pueblo de Valladolid, y después continué por distintas zonas. Por ejemplo, en 2013, estuve en Mallorca desarrollando un proyecto llamado “Roters” en el cual también busqué por toda la isla construcciones de este tipo. En realidad, son construcciones características de todo el Mediterráneo, de las cuales no se sabe su origen pero sí su utilidad y su gran similitud con las construcciones megalíticas.
Tu proyecto Linking Roots se exhibió en EEUU y en Italia gracias a la beca ART-EX otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores Y Cooperación, ¿cómo fue la acogida en estos países? ¿Qué destacarías de estas experiencias?
Fueron experiencias fabulosas en las cuales disfruté y aprendí mucho. Como las exposiciones incluían instalaciones site specific tuve que viajar a Houston y Génova para realizarlas. La acogida fue muy buena en las dos ciudades. Es cierto que fue un proyecto complicado de desarrollar: mis dibujos llevaban Realidad Aumentada que era algo nuevo para mí, colaboraron muchos artistas internacionales y también por el simple hecho del envío de las obras… pero al final salió todo muy bien, recuerdo por ejemplo que en la inauguración de Houston vino un autobús de japoneses interesados en la Realidad Aumentada y fue muy divertido.
Además de estas oportunidades, en diferentes periodos de tu vida/carrera, has vivido en Portugal, Italia y Holanda. ¿Se nota diferencia en el entorno artístico español y en el extranjero?
Son países muy diferentes entre sí. Incluso en España hay diferencias entre unas zonas y otras. Por ejemplo, en Holanda se apuesta por el arte contemporáneo más innovador y en Italia, como estuve viviendo en Roma, el arte que encuentras es casi todo arte clásico, contemporáneo también hay pero tienes que buscarlo más. En Portugal estuve viviendo en Lisboa hace muchos años, en 2003, trabajando en publicidad, y por lo que me han dicho el panorama artístico ha crecido bastante desde que yo estuve. El año pasado hice una instalación en Braga, en el Festival Internacional ArtMap, pero a Lisboa solo he vuelto como turista.
Has disfrutado de una residencia artística CreArt y recientemente has sido también tutor de la última “promoción”. ¿Qué te llevas de ambas? ¿Haber sido residente ayuda a la hora de tutorizar a otros?
Sí, estuve dos meses en Delft, Holanda, con una residencia artística CreArt. La experiencia fue maravillosa y muy productiva. Ya había vivido en Holanda cuando estuve de Erasmus y es un país que me encanta. Creo que ha sido muy importante tanto esa estancia como otras residencias en las que he estado (Real Academia de España en Roma, Línea de Costa en Cádiz, Crida en Palma de Mallorca, etc) para haber sido tutora de la primera residencia CreArt en Valladolid. Fue a finales del año pasado, durante un mes. En ambas situaciones estás en contacto con otros artistas, nacionales e internacionales y creo que eso, tanto a nivel personal como profesional es lo más interesante. Son experiencias muy enriquecedoras. Haber sido artista residente anteriormente ayuda mucho para guiar a los artistas porque como tú ya has pasado por esa situación, te puedes adelantar a sus necesidades y sabes lo que puede ser más interesante para ellos. Como tutora quedé encantada porque los cinco artistas seleccionados desarrollaron grandes trabajos y se generó un ambiente muy bueno de convivencia.
Has hecho varias exposiciones, intervenciones y proyectos en Valladolid y provincia. ¿Nos puedes hablar de las que más te hayan marcado?
Quizá una de las cosas que más me marcó fue realizar los visuales en directo con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en el Auditorio Miguel Delibes. Fueron tres conciertos, dos de ellos con Gordan Nikolic, el concert master de la Sinfónica de Londres. Fue increíble, me encantó poder unir mis obras con música en directo, por ejemplo, los dibujos que realicé en el Museo del Prado con la música de Bach. El resultado compensó todos los nervios que pasé. También me encantó poder realizar las instalaciones en las Francesas, tanto en el coro como en la linterna. La exposición en el Teatro Calderón o la exposición en DiLab de Urueña….
Lo más reciente ha sido el taller y la performance que hice en el Palacio de Santa Cruz en contra de la violencia de género y la exposición que está ahora en el Museo de Arte Africano Arellano Alonso, donde he intervenido las salas del museo. Estará tres meses, del 9 de marzo al 3 de junio. Os invito a visitar este museo que tiene una colección increíble de arte africano.
Bellas artes, ilustración, publicidad y diseño…tu currículum, tanto de estudios como de
experiencias, es muy amplio. ¿cómo te definirías como artista?
Creo que soy una artista abierta a desarrollar nuevos proyectos y utilizar unas disciplinas u otras dependiendo de las necesidades del proyecto. Me gustan los retos, me motivan. Es cierto que tengo algunas disciplinas favoritas, como el dibujo y las instalaciones, pero me gusta mezclar todas las que precise cada proyecto.
Muchas de tus intervenciones tienen en común dos elementos: los hilos y el color rojo
(por separado, y también en común). ¿De dónde surge tu inspiración, la chispa, para
utilizar ambos? ¿Consideras que son un sello de identidad de tu obra?
El color rojo lo empecé a utilizar para pintar las piedras porque es el color que en muchas culturas representa la tierra, las raíces. El hilo rojo empecé a utilizarlo de forma puntual en algún proyecto y después fue cobrando cada vez más importancia en mi obra. Creo que el punto de inflexión fue la residencia en Delft de la que te hablaba antes, ahí empecé a utilizar el hilo para coser los puentes de la ciudad y fue cuando empecé a utilizar este material a gran escala. Todos los proyectos acaban pero al final forman parte de un proceso en evolución que no termina y eso es lo bueno, que las obras evolucionen y si es necesario, los materiales también. Por lo tanto, sí, considero que son un sello de identidad de mi obra en los últimos años, pero no sé hasta cuándo.
¿Qué supone para ti el arte, la cultura, y qué espacio deberían tener en la sociedad?
Obviamente, como artista, defiendo que el arte y todo lo relacionado con la cultura deberían estar mucho más presentes en nuestras vidas, viviríamos mucho mejor, no tengo duda de ello. Siempre reivindico más asignaturas de humanidades en las aulas pero cada vez hay menos y eso claramente perjudica a nuestra sociedad.
¿Cuáles son las diferencias de trabajar en arte en áreas como Madrid/Barcelona (u otras
capitales), frente a hacerlo en zonas menos mediáticas como Castilla y León, y ahí, en el
medio rural? ¿Qué nos estamos perdiendo por alejarnos de nuestras “raíces” y de
espacios periféricos?
He vivido en Madrid muchos años y me encantaba vivir allí. Creo que se debe elegir el lugar de residencia dependiendo de las necesidades que tengas en ese momento. Yo, ahora mismo, veo muchas más ventajas en vivir lejos de las grandes ciudades. Más tiempo, más espacio, más tranquilidad…¡será la edad! (se ríe). Además, con las nuevas tecnologías, teniendo internet, se puede trabajar más fácilmente desde cualquier sitio.
¿Nos puedes recomendar el trabajo de alguna artista castellana que deberíamos conocer?
Te diría, por ejemplo, Dora García o Laura Salguero, pero somos muchas.
++info: https://www.bombin.es/